martes, 27 de julio de 2010

Una jornada particular

Alejandro Rua

La historia de las ideas penales deberá registrar la mañana del 21 de mayo de 2009 en Washington, D.C., en que tuvieron lugar, desde las 10:27, las declaraciones del presidente Barack Obama en el Museo de los Archivos Nacionales, y una hora después, las del ex vicepresidente Dick Cheney en su Instituto de Empresas Estadounidenses, ambas sobre los “nuevos desafíos a nuestra aplicación de la ley” que, al decir del primero, “determinarán la manera en que los estadounidenses vivirán en el siglo XXI”, con su proyección en el MERCOSUR, y en el resto de América como ha vaticinado Fidel Castro, ese viejito que en ropa de gimnasia se ha convertido en el principal columnista del Gramma, según también aquí atenderemos.

Tras la cita introductoria del epígrafe, el presidente Obama enunció creer “de todo corazón que a largo plazo no podemos mantener seguro a este país a menos que usemos el poder de nuestros valores más fundamentales”, y “esto, no sólo por idealismo... no sólo porque es lo correcto, sino porque fortalece nuestro país y nos mantiene seguros”.

Presentó entonces su posición de seguridad basada en el respeto por la dignidad humana y la justicia, y dijo así que “después del 11 de septiembre, supimos que nos habíamos adentrado en una nueva era, que enemigos que no respetan ninguna ley de guerra presentarían nuevos desafíos a nuestra aplicación de la ley; que nuestro gobierno necesitaría nuevos instrumentos para proteger al pueblo estadounidense, y que estos instrumentos tendrían que permitirnos prevenir atentados en vez de solo enjuiciar a quienes tratan de realizarlos”.

El artículo entero se puede encontrar aquí. Fue publicado originalmente en la Seccion Criminologia de la Revista de Derecho Penal y Procesal Penal de Editorial Abeledo-Perrot, Nº 6/2010.

viernes, 23 de julio de 2010

El ambiente, sin política criminal

Maximiliano Rusconi

Las imágenes del terrible derrame de petróleo en las costas cercanas a la península de la Florida en los EE. UU. y Océano , el conmovedor documental que en estos días se presenta en los cines de nuestro país sobre el mundo marino y los riesgos de su desprotección frente a la permanente y ya ni siquiera gradual destrucción por el hombre nos debe motivar a formularnos una pregunta fundamental: ¿hay en nuestro país una eficaz, completa y coherente política criminal destinada a la protección del medio ambiente? 

La respuesta es la misma de siempre y, por supuesto lamentable: no, no hay ninguna política criminal, si bajo ese título debe entenderse un conjunto de decisiones estatales, formuladas en varias dimensiones institucionales, que provocan una actuación coherente y mancomunada de varios organismos del Estado y que tienen al desarrollo de un conjunto de controles informales, formales no punitivos y penales a efectos de desarrollar una completa estrategia de prevención de los daños ambientales (en el aire, el agua y la tierra) y, en el caso de que las instancias de prevención fracasen, de sanción de las conductas dolosas y/o imprudentes que día a día destruyen nuestra casa y, lo que es peor, la casa de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos.

sábado, 17 de julio de 2010

Pequeño comentario sobre el matrimonio, la familia, unas familias: ¡Algunas palabras grandes o mejor dicho algunas palabrotas!

Estudiante invitado / Julio Santiago Alonso *

Algunos grupos se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo. Como si la palabra matrimonio tuviera un nexo metafísico con una realidad en el Topus Uranus de Platón, cuya estructura fuera inmutable. Pero gracias a los liberadores aportes de la reflexión sociológica se ha consensuado en que las palabras son etiquetas que tratan de definir lo que un determinado grupo social cree en un específico tiempo y espacio. El lenguaje es la principal vía que tenemos para objetivar realidades; siendo éstas una neta y clara construcción social.

Hoy en día tenemos la gran oportunidad de re-objetivar esta palabra: matrimonio. La cual implica una institución que conlleva entre otras cosas, derechos y obligaciones; pero también requisitos para poder instituirlo. Entre ellos hay uno que establece que debe ser llevado a cabo por un hombre y una mujer. El requisito de la intersexualidad impide a las personas de condición homosexual la capacidad de incluir en su plan de vida este instituto de derecho por dicha condición. Vulnerando groseramente el principio de autonomía y el principio de no discriminación, entre otros, enmarcados en el Bloque Constitucional.