Ramiro Alvarez Ugarte
La decisión que comentó Juan en la entrada anterior mereció muchas críticas, incluso desde la Casa Blanca. Es interesante, en ese sentido, ver la reacción del juez Samuel Alito al comentario que hizo Obama ayer en su discurso sobre el ‘Estado de la Unión’, que deriva de artículo II, sección 3 de la Constitución de los Estados Unidos.
Cuando Obama dice que la nueva decisión de la Suprema Corte va a “abrir las compuertas para los intereses especiales”, es decir, para la influencia de corporaciones de todo tipo en el proceso eleccionario, se puede ver a Alito negando con la cabeza y diciendo “no es cierto”. ¿Pero es cierto o no? Para algunos, las compuertas ya estaban abiertas.
Sin embargo, los analistas ya están pensando para adelante y viendo cómo la decisión va a afectar al proceso eleccionario que se va a llevar adelante dentro de menos de once meses. La ex juez Sandra Day O'Connor , por su parte, incluso consideró que la decisión podría afectar a la independencia judicial, particularmente en aquellos Estados en dónde algunos de sus jueces son elegidos a través del voto popular. Y otros piensan en qué puede hacer el Congreso ante una decisión de la Suprema Corte que contradice su propia visión de lo que necesita la democracia estadounidense.
Otros, por otro lado, se preguntan por las preguntas que siguen sin respuesta. Por ejemplo, ¿pueden las corporaciones extranjeras invertir en campañas publicitarias para elegir a un representante o impedir que un candidato sea electo? Esa es la preocupación, por ejemplo, de este caricaturista.
Mientras algunos son muy pesimistas, otros –sectores conservadores, principalmente- son muy optimistas. Claro, son sectores de la sociedad civil sumamente conservadores. Ellos alegan que la decisión de la Suprema Corte es una victoria para la “libertad de expresión”.
En el fondo, por supuesto, se enfrentan dos visiones radicalmente opuestas de lo que realmente es la libertad de expresión. Este es un buen lugar para comenzar a explorar esa controversia.
Finalmente, y más allá del interés teórico de la cuestión, cabe preguntarse cómo andamos sobre el tema en casa.
Finalmente, y más allá del interés teórico de la cuestión, cabe preguntarse cómo andamos sobre el tema en casa.
Muy buen post el tuyo, Ramiro, así como el de Juan.
ResponderEliminarAhora, dos cuestiones. La primera, la increíble práctica de co-gobierno y presencia de la Corte Suprema de Justicia en actos públicos del congreso y el ejecutivo. Aunque formal y algo solemne, es impresionante cuando se dan estos enfrentamientos.
Recuerdo el primer discurso de Bush, luego de Bush vs. Gore (el fallo del 2000) y las dudas que el mismo presidente quiso sacar sobre su legitimidad en ese momento con su speech, después de que la Corte resolviera la elección en favor del primero, ja. En ese caso, eran los jueces demócratas los que hacían caritas y refunfuñaban.
Acá, este tipo de enfrentamiento, disenso, supuesto "diálogo", intercambio, se da con otros "tintes" por así decirlo. Ver los diarios de ayer y hoy, en todo caso.
Segundo, es interesante lo que dice Sandra Day O'Connor, y aunque entiendo, pienso, que no existe la independencia judicial en la práctica constitucional (al menos no como la mayoría doctrinaria lo postula), lo extraño de este caso, es que el concepto de Independencia usualmente está atado a los jueces que son elegidos contramayoritariamente, no a los que son elegidos por elecciones abiertas (ver por ejemplo, la idea de los papeles de El Federalista), aunque requieran preinscripción y de hecho se elija tal vez varios cargos más (Ojo, que los diputados son elegidos pero los conozco independientes, aunque haya una teoría del mandato político supuesta, implícita). Ese cruce de 'Independencia-Corporaciones-Elección abierta' me resulta, al menos, extraño. Habrá que analizarlo.
Salud!
Lucas.